A veces, una pregunta sencilla puede desarmarte por completo. Así me sentí cuando Niva, mientras le mostraba uno de mis escritos para Epic Planet, me preguntó:
– ¿Por qué escribes?
El asunto fue así: Hace muy pocos días, como ya saben Epic Planet estaba en la recta final y me encontraba poniendo a punto los posts del blog que aparecerían en la página inicial.
Le había mostrado ya a Niva algunos de ellos. Ella es mi correctora tanto de ideas como de estilo. Me indica cuando voy “demasiado” o cuando voy “muy poco”. En fin, es mi ancla a tierra y mi torre de control.
Estábamos sentados en una heladería mientras leía uno de mis escritos. Al terminar, se quedó en silencio. Casi en pánico, pregunté:
¿Está mal? ¿No te gustó?
Me miró, buscó las palabras por tantos segundos -que me parecieron una eternidad- y finalmente dijo:
– No es que esté mal. Depende de lo que busques decir, cuéntame ¿Cuál fue tu objetivo al escribir esta historia?
Si antes estaba cerca del pánico ahora estaba perdido.
– No comprendo – balbuceé
– Sí, ¿que es lo que buscabas conseguir en las personas cuando estabas escribiendo esto?, ¿querías enternecer, hacerles conocer tu punto de vista, despertar algo en ellos?, no sé… ¿qué querías conseguir?
Mi instinto de huye o lucha estaba a punto de aparecer
– ¿Objetivo al escribir? No entiendo ¿debería tener un objetivo al escribir?
No me mal interpreten, como comunicador y cuando estoy en ese rol tengo muy claro los objetivos, sé cuando debo informar o concienciar o sensibilizar o persuadir o…, en fin, pero nunca se me había ocurrido que estas historias tenían o debían tener un objetivo.
Pues sí, escribes para algo y por algo ¿verdad? – me contestó-, dime ¿por qué escribes?
– No lo había pensado…, yo solo escribo, siento que hay una cosa, un algo que quiero decir, le encuentro una analogía, un caso, una similitud y escribo, tan solo comienzo y luego dejo que mis dedos sigan lo que mi cabeza o mi corazón, o a veces mi hígado indican; hay historias dentro de mi, tan solo dejo que salgan. Sí, a veces llego a un callejón sin salida. Entonces investigo, vuelvo atrás, tacho páginas y páginas de mi cuaderno. Pero luego sigo, sin pensar en para qué.
Me miró largamente, sus ojos parecían querer encontrar en mí algo que ni siquiera yo sabía que existía. y en ese silencio, sentí cómo su argumento revolvía todo dentro de mí.
– Pues, piénsalo, – me dijo – si no al comienzo, hazlo mientras escribes, o cuando finalizas la historia, piensa en el mensaje que quisieras dar o cómo quisieras que la gente se sienta, tal vez puedas hacer ajustes, detallar más algunos momentos o borrar otros.
Y desde entonces, varias de las historias que ahora comparto en Epic Planet han pasado por este filtro, por este ajuste, y siento que han sido realmente mejoradas.
Aunque aún no sepa por qué escribo.