Estuve en un lugarcito, en pleno centro de Lisboa, tomando un vino cuando una idea surgió en mi cabeza.
Era una historia con Ram.
¿Qué esperas encontrar en el fondo de una copa de vino? me iba a preguntar, y yo seguramente me perdería en una cantidad de reflexiones que surgen mientras mezo suavemente una copa.
Tal vez hubiera sido una de esas historias que comienzan, y después de varias decenas de hojas arrojadas al cesto de basura (porque debo admitir que sigo escribiendo a mano con un viejo esfero en cualquier papel que imprudentemente ose ponerse a mi alcance), terminan en el olvido.
Pero esta vez ese no fue el caso. Seguro no acabó en una historia, pero sí en una reflexión:
¿Qué hay al final de una copa de vino?
Algunos podrían decir que un poema, otros quizás que una reflexión existencial. Hay quienes dirán que es el deseo de tener una noche espectacular o una vida increíble.
Yo debo decir que, para mí, lo que queda al final de una copa de vino, cuando llegas al fondo, es solamente las ganas de pedir otra.
Así que, si ustedes lo permiten, voy por otra.
¡Salud!
